Desde hace unos años cuando la jubilación está muy presente en mi vida y me permite pasar horas leyendo y repasando la cantidad de vivencias que uno ha estado recorriendo , y recordando a muchos amigos que han ido partiendo de este mundo y que siempre los tengo en mi memoria, intento tomar notas y escribir algo para que mis nietos y amigos puedan comprender con más argumentos las luchas y los cambios que fuimos construyendo a costa de tener que renunciar a muchas cosas. La conciencia de clases y el compromiso no te ofrece ninguna recompensa personal.
Hoy repasando mi colección de carteles y folletos de aquellos años me he parado en uno para comentarlo y recordar a muchos el importante papel que jugaron las Asociaciones de Vecinos-AAVV en nuestra transición democrática , tanto en el Estado como a nivel local de nuestra isla de Menorca.
Nuestra preocupación a inicios de los años setenta se fundamentaba en la necesidad de crear organizaciones, solo a través de éstas, se podría avanzar en los proyectos y en las alternativas.. Lo podemos comprender con el trabajo que se desarrolló en Colonies d´Estiu, Grup Excursionistes Joan Mercadal, Obra Cultural Balear de Menorca, Partido Comunista de España (PCIB), Organización Lucha de Clases, OICE, CCOO, MSM, Junta Democrática de Menorca, Assamblea Democrática de Menorca, y el movimiento de vecinos con las organizaciones de las AAVV en Sant Lluis, Es Castell y las cuatro de Maó, unos años más tarde surgen otras en el resto de la isla.
El trabajo que realizaron las AAVV de Maó merece una dedicación y un reconocimiento a todos los que hicieron posible elevar la conciencia crítica de vecinos y de conseguir ser escuchado por las administraciones. No solo planteaban reivindicaciones y mejoras en las barriadas. Fueron autenticas escuelas de cultura, pero de la cultura comunitaria que no tenía la más mínima relación con una presunta élite que iba apareciendo por el panorama político y social de Menorca, que algunos eran elementos figurones, soberbios, narcisistas con una banalidad que no conectaba para nada con la calle. Esa élite que pretendían ser intelectuales se basaban con actitudes alambicadas y con una retórica que provocaban el rechazo popular, a pesar de los esfuerzos de los medios para resituarlos en el centro de la vida cultural.
Las AAVV eran un movimiento de cultura comunitaria, la que acepta la realidad del barrio, la de conocer los problemas y de integrar a los vecinos en una convivencia , que se mostraba en las fiestas locales y de sus barriadas, como en las excursiones que realizaban con la familia, tanto en verano como en el resto del año. Así podríamos recordar las actividades en Navidad, Carnaval, verano y en las fiestas del municipio. Siempre desde la participación e independencia del gobierno local.
La cultura participaba era un amplio abanico de actividades e iniciativas que conseguían elevar la conciencia y el pensamiento crítico , y de reivindicar mejoras para sus barrios, como muchas que fueron consiguiendo. Unas iniciativas que eran escuelas de formación , y todas esas prácticas se hacían desde los trabajos abiertos y horizontales., con una gran capacidad de generar recursos para mantener las actividades . Esta cultura popular era incómoda para el poder y su mayor riqueza era que hacían comunidad plural e integradora.
Hace unos meses se lo recordaba a una amiga que está realizando una tesis doctoral, que prestara un pequeño apartado para tratar de la importancia de estas AAVV, que no eran solo reivindicaciones, sino una gran convivencia social en las barriadas , desde los encuentros sociales y fiestas hasta las prácticas deportivas. En esos años de nuestra Transición el papel de las AAVV fue muy importante y necesario en ese proceso que estábamos iniciando, y podemos afirmar que nunca las fiestas fueron más populares , activas , participativas y alegres como las que fueron organizando hasta mediano de los ochenta del siglo pasado que desde el poder fueron desmovilizando a todos los colectivos sociales y de vecinos. Todas molestaban, y se impusieron las políticas culturales y festivas desde arriba, sin contar con nadie ni participación. Los agentes y los gestores eran profesionales de la Administración , y solo deseaban que la ciudadanía fueran espectadoras y los palmeros del poder.
Hoy tengo presente a Salvador Pérez-Chuecos, Joan Febrer Rotger, Paco París, Guiem Genestar, Biel Villalonga, Pepe Xabuc, Toful Mus, Pili Fanals, Hermanas Torrent, Pedro Vergel, Luis Escaño, Andreu Galmés y tantos otros de Andrea Doria, Camí de ses Vinyes, Moli des Pla, Camí de Santa Maria -Barrotes, Ses Tanquesm del Carme. Todos ellos con otros cientos fueron las semillas de nuestra cultura comunitaria y popular.
Tras tantos años , hoy las asociaciones son más que necesarias, si verdaderamente tenemos conciencia de pueblo.
Cuelgo el cartel de las AAVV en las fiesta de Maó de 1979.
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